martes, 20 de mayo de 2008

Número 20


Artículos
1.- Estado Capitalista y Aristocracia Obrera: juntos contra el pueblo
2.- LAN, La Vanguardia de la Reacción Burguesa
3.- Finlandia: El gran exportador de la lucha de clases
4.- Las Elecciones: Camino de derrota y desviación para el proletariado chileno
5.-Actualidad

Editorial
En la veinteava edición de Negación de la Negación:
Agradecemos a todos los compañeros que en estos cuatro años han aportado en la producción y la distribución de este medio. A todos aquellos que nos han hecho llegar sus artículos, críticas y comentarios. A aquellos que frecuentemente nos envían noticias y convocatorias. A los que participaron activamente en nuestro medio y que por diversas razones hoy ya no están con nosotros. A todas las prensas que junto a nosotros han caminado por el difícil sendero de la propagación de las ideas y las reivindicaciones proletarias. En especial, a todo nuestro pueblo indomable que con su ejemplo de lucha nos demanda continuar con nuestro aporte a la causa revolucionaria.
Desde nuestros inicios hemos puesto el acento en que “La negación” no es un fin en si mismo, sino un medio para desarrollar discusión, debate y organización en el seno del pueblo. Por ello, es que a riesgo muchas veces de carecer de un línea pura e inalterable, hemos publicado artículos que concientemente incitan a la discusión y al debate, cuidándonos eso sí, de no alentar posiciones que desvirtúen del camino revolucionario a las masas populares, ni tampoco le hagan creer en ilusiones revisionistas, pacifistas o reformismos de cualquier especie. Porque una cosa es prestar tribuna para desarrollar debate y la otra es ser falto de crítica, pluralista y permitir que las ideas reaccionarias y comprobadamente equivocadas ocupen un lugar en el medio sin ser enjuiciadas.
A cuatro años de nuestra primera publicación debemos tener presente también la autocrítica, ello es un deber en todo marxista revolucionario.
Hemos adscrito a diversas convocatorias, aún cuando en ellas aparecen sectores con los cuales no tenemos ni tendremos absoluta afinidad ideológica, ello con el propósito de desarrollar la discusión con todos aquellos que tienen una voluntad de revolución. Lamentablemente hemos constatado certeramente que no siempre están dadas las condiciones subjetivas (en determinados espacios) para esclarecer cuál es el camino por el que debe atravesar el pueblo chileno para liberarse de la explotación. En muchas ocasiones, contrariamente a lo propuesto, el resultado no era la definición de una línea estratégica común, sino la afirmación de caminos paralelos donde las diferencias permanecían igual o más fuertes que al principio. No obstante a ello, continuábamos apoyando e incluso a veces convocando a actividades junto a ellos creando confusión entre nuestros lectores, en cuanto que éramos fuertemente críticos de algunas posturas en el papel y contribuíamos indirectamente a alentar sus posturas en la práctica, esperando que el movimiento general avanzara mediante la purificación.
Hoy sabemos que la relación entre el papel y los hechos debe ser absoluta y que no podemos confundir ni a nuestros lectores, como tampoco engañarnos a nosotros mismos. Sabemos también que no debemos creer en aquellos que dicen estar por el Partido de la revolución, pero que no están dispuestos a cambiar sus prácticas, a pesar de que en la discusión los errores ya han sido sacados a la luz.
No sufrimos de romanticismo de ilegalidad, por esto que ponemos nuestra voz y nuestra ideas ante las masas en general, y no nos guardamos la razón en una secta de iluminados. En todo momento aplicamos la crítica y la autocrítica, y al mismo tiempo aplicamos la lucha de dos líneas al movimiento general ―no nos contentamos con mirarnos el ombligo― erradicando las ideas timoratas y equivocadas.
Confiamos en nuestras ideas y continuamos aprendiendo de las masas (aciertos y errores).
Desde nuestros inicios levantamos la necesidad de construcción de un Partido para revolución socialista-comunista chilena. En ese momento muchos contaminados con la ideología postmoderna, rechazaban la fórmula y la juzgaban de obsoleta. Hoy, cuando otras formas de organización han mostrado sus límites (zapatismo, asambleísmo, autonomismos, etc.), la idea de Partido es aceptada e incluso postulada por los mismos que la rechazaban.
Tenemos una gran tarea por delante.
Los trabajadores del campo y de la ciudad han mostrado en este último período que sólo con lucha -al margen de la legalidad- alcanzan sus objetivos inmediatos. Muchos han caído en el combate (el caso más emblemáticos es el trabajador forestal Rodrigo Cisternas), no obstante, eso no ha sido suficiente para decaer en el combate, por el contrario, ha alentado la lucha en contra del sistema de explotación.
Los estudiantes demandan una educación de calidad y gratuita para el pueblo, se suman en sus demandas los trabajadores en general, los profesores y las organizaciones sociales. Se acaba el tiempo de la espera y entramos a un nuevo escenario de lucha. Sabemos que las demandas inmediatas sólo alcanzarán su concreción definitiva mediante la destrucción de este sistema de explotación y la implantación del socialismo como una vía revolucionaria y correcta para la sociedad sin clases.

¡Arriba el pueblo que lucha!

¡El orden justo es la voluntad del proletariado convertida en ley!

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