miércoles, 14 de mayo de 2008

Número 14


Artículos

1.- Transantiago: ¿Modernización o monopolización del transporte?
2.- La Globalización no Existe
3.- Sobre la Explotación Pesquera: Cómo los empresarios nos venden la pescá
4.- Algunas Consideraciones respecto al MIr y su Visión de Partido
5.- A 5 Años del Argentinazo

Editorial
En el año que acaba de pasar el Estado chileno ha mostrado con total claridad el rostro que le es congénito, el de ser un Estado policiaco que se pone al servicio de los grandes capitales foráneos y nacionales. Ha reprimido con total cinismo a los chilenos que dice representar. La figura maternal de la presidenta Bachelet se ha visto empañada con la represión que ella y su gobierno ejercen en contra de la clase trabajadora, los estudiantes, los pobladores y pobladoras, los mapuche y todos los que se han decidido a luchar contra la tiranía del capital, defendida por los tecnócratas de su gobierno, los tribunales corruptos (con jueces Express incluidos), los militares ladrones (ahora por lo menos hay uno que paró la pata) y los artistoides concertacionistas que pululan en la moneda y que creen representar al “mundo de la cultura” (que tienen sus mayores presentaciones en los tiempos de elección) Basta recordar la forma brutal con que el gobierno trató de “resolver” las legítimas tomas de terreno en Peñalolen, los abusos de las fuerzas de orden (burgués) en contra de los estudiantes en las manifestaciones callejeras, la brutal violencia que tuvieron que sortear los deudores habitacionales cada vez que por un medio u otro trataban de sensibilizar al país con sus demandas, la represión de los trabajadores de la salud y así un largo etcétera que se vuelve consustancial a los tiempos de tiranía silenciada en el cual sobrevivimos.Sin duda, el hecho que más alertó a la prensa burguesa en este año fue la muerte del títere. En muchos lugares nos preguntaban que si íbamos a sacar algún número especial o algo así. Nosotros sólo respondíamos con un golpecito en la espalda y una sonrisa complaciente o, en el mejor de los casos, le recomendábamos leer el The Clinic.Pinochet, para quienes vivimos la infancia en la dictadura y provenimos de sectores populares, era la encarnación viva del mal, era lo más cercano al demonio o peor aun, era el dios mismo, decidía sobre la vida y la muerte, parecía eterno y omnipresente gracias a sus agentes de seguridad como los cenecas (CNI), parecía que nada se salía de su control y muchos estaban dispuestos a mentir, manipular y matar por él.Por otra parte, Pinochet representó movilización, organización y lucha popular, ingenio y arte de resistencia, unidad del pueblo, conciencia de la gente. No podemos olvidar los caceroleos (de abajo), los apagones, las masivas ollas comunes, las protestas, todos contra el tirano. Pero al mismo tiempo, no podemos olvidar que el tirano vivió en este país sin sobre salto alguno (salvo el temblorcito del ´87, del cual salió sonriente), que las organizaciones revolucionarias sufrieron amplias derrotas por parte del enemigo, que muchas veces se infiltró en el seno de las mismas, sapeando, delatando, causando confusión e inventando calumnias que los llamados revolucionarios eran los primeros en creer.Ahora con el tiempo nos damos cuenta de que este oscuro personaje y todo su régimen era solo apariencia, que él sólo era un títere, por eso la mejor definición de su régimen era Titerecracia, pues solo respondía a los intereses de la Gran Burguesía y el Imperialismo y una vez que ya no fue útil, seria reemplazado por otros que siguieran con su sistema de explotación y miseria. Detrás de la bota militar siempre estuvo el Gran Capital.Para colmo, la conducta del estado frente a la muerte del tirano no fue otra que la de la ambivalencia extrema, ya que, por un lado, le quita mágicamente los honores presidenciales, no obstante que lo había reconocido como tal cuando el Pato Aylwin le recibió la banda presidencial o cuando ocupó un cupo en el Parlamento(al igual que el narigón Frei y muchos otros “luchadores por la democracia”); y, por otro lado, le otorga honores militares enviando a la Ministra para dar apariencia de republicanismo a esta legalización pactada y adornada por el olvido irracional de las violaciones sufridas por nuestro pueblo. Al respecto, decir que no hay nada que celebrar parece ser redundante, pero no podemos dejar de repetirlo al ver a organizaciones denominadas de izquierda descorchando sus rancios champagnes y volviendo a escuchar a los Sol y Lluvia con su recordado y famoso “y ya cayó, y ya cayó”. Celebrar la muerte del tirano o creer que a partir de dicho acontecimiento se producirá algún tipo de reestructuración del escenario político es seguir anclado en un anacronismo propio de la izquierda de “postal” y de “recitales lanas”. Si en determinados momentos, cuando Pinochet representó la encarnación misma del imperialismo sanguinario, las fuerzas revolucionarias no contaron con la capacidad (en todo orden de cosas) para diseñar una estrategia que derrotara a la reacción, eso no tiene por qué volver a ser una herencia para las jóvenes generaciones. Hoy se necesita de una organización revolucionaria con una claridad ideológica y una disciplina seria que deje atrás la fiesta de los abrazos y las bacanales pseudo subversivas. Hoy el enemigo, a pesar de usar mil caretas, sigue siendo uno, y lleva mucho camino avanzado en su estrategia de dominación, mientras que los revolucionarios recién empiezan a sacudirse de la ponzoña y el romanticismo de revivir a organizaciones fracasadas.Por parte del gobierno reaccionario no se puede esperar otra cosa para el año entrante, volverá a levantar discursos como los del consenso y el diálogo, mientras que volverá a infiltrar a las recalcitrantes organizaciones que rechazan adoptar una disciplina férrea por considerar que es algo “muy cuadrado”.Al margen de todas esas organizaciones de corte espontaneísta (a pesar de que en el discurso digan no serlo), confiamos en que los gérmenes de seriedad y disciplina vayan contagiando a los amplios sectores de explotados de este territorio. Las condiciones de explotación hacen cada vez más patente la crisis a que se acerca la aplicación del modelo en el Chile actual. Los verdaderos revolucionarios deben estar a la altura de las circunstancias para dotar de contenido político las demandas económicas de los explotados, organizándolos, educándolos en la desconfianza hacia toda alternativa que provenga del gobierno, la derecha o el reformismo, creando redes de verdadero poder popular. La tareas de hoy en día por ningún motivo puede decirse que son menores, son de extrema dificultad, pero no por eso imposibles de resolver, todas las problemáticas políticas tienen soluciones políticas, de lo contrario serían falsas problemáticas, sólo cabe crear una organización diseñada para esas problemáticas y no para los problemas de ayer, los cuales siguen empantanado a múltiples organizaciones. Es por eso que este 2007 se deben aumentar las fuerzas e identificar claramente las reivindicaciones que pueden ser dotadas de un contenido político para crear gérmenes pre-revolucionarios, como la flexibilidad Laboral, el problema habitacional, el Transantiago, la reforma previsional, la explotación pesquera, etc. Éstas son las reivindicaciones de hoy, el tirano ya muerto está, pero el séquito que lo erigió como poderoso sigue reinando. Muerto el perro no se acaba la rabia. A intensificar la lucha de clases, la cual sólo se acaba con el Comunismo.

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